Cuando tenía 14 años el bichito de “querer estar de novio”, conocer el amor de mi vida me picó, o mejor dicho me trituró el corazón. Recuerdo que por ese entonces veía una serie en canal Volver protagonizada por Oscar Martínez (no sé si era él u otro actor) llamada ¿dónde estás amor de mi vida que no te puedo encontrar?, idea que habían tomado de la película del mismo nombre. Verla era infaltable en mi casa. Para mamá, mi hermana y yo era una cita obligada durante la tarde ver la serie.
Tal vez a partir de esta serie de Tv. y a partir de mis hormonas en plena ebullición empecé a preguntar ¿y el amor de mi vida dónde está?¿dónde lo encuentro? Ya era duro tener 14 años, pero más duro era todavía tener que ir a un colegio de monjas y solo de mujeres. Si bien hacía actividades fuera del colegio, era difícil que me relacionara con chicos, por lo cual básicamente mi mundo era un universo femenino. Para colmo de males, no era la típica chica de salidas a discotecas, prefería quedarme en casa viendo una película, estudiando (me pasaba horas estudiando), o si salía un sábado a la noche lo destinaba a ver alguna bandita underground de poca monta que me gustase mucho. Así es que mis posibilidades de conocer a un espécimen del sexo masculino se reducían drásticamente.
Recuerdo también, que cuando me gustaba algún muchachito, en realidad no eran muchachitos, sino ya casi hombres con barba y bigotes, tenía siempre la tendencia (que luego se revirtió con el tiempo) que me gustasen chicos 10 años más grande que yo, por lo cual cuando intentaba acercarme al hombre que me gustaba me miraban como diciendo “pero si vos podés ser mi hermanita menor”, entonces de pronto el galán que me gustaba se convertía es una especie de fantasma. Para ahogar mis penas solía plasmar en mi diario íntimo, uno que me habían regalado para mi cumpleaños número 12, todas las características que yo quería que tuviera mi “amor ideal” y hacía un dibujito alusivo y ponía como título ¿dónde estás amor de mi vida que no te puedo encontrar? Y me pasaba horas y horas pensando en como sería el amor de mi vida. Con el tiempo esta actividad fue mermando, seguramente por la inutilidad de la misma, hasta el punto que al día hoy ni pienso dónde esta el amor de mi vida... Cuando tenía 14 años no conocía los placeres sensuales, hoy de adulto ya habiéndolos conocido y tenga novio o no me sigo preguntando ¿dónde estás amor de mi vida que no te puedo encontrar? Y sigo sin encontrarlo, la diferencia está en que no gasto el tiempo en ensoñaciones pretenciosas. Soy una paciente terminal con ese pensamiento, me siento como esos gordos que dicen “para que voy hacer dieta si el que me conoce me tiene que querer como soy”, y mientras tanto los kilos van aumentando y su salud se va deteriorando. Bueno, yo con respecto a conocer el amor de mi vida digo “¿y para que voy a perder el tiempo pensando si nunca lo voy encontrar?”. Cuando era adolescente había ilusión, hoy no, o tal vez hay una pequeñísima ilusión, pero chiquitita y pintada de color blanco y negro, mientras que la otra era a todo color e inmensa. Sería como comparar el cine actual lleno de colores y tecnicismos con los comienzos del cine. La diferencia que el cine avanzo y mis ilusiones retrocedieron. Las ilusiones de encontrar el amor de mi vida serían algo así como el cine del expresionismo alemán: blanco y negro, mudo y siniestro.
Tal vez a partir de esta serie de Tv. y a partir de mis hormonas en plena ebullición empecé a preguntar ¿y el amor de mi vida dónde está?¿dónde lo encuentro? Ya era duro tener 14 años, pero más duro era todavía tener que ir a un colegio de monjas y solo de mujeres. Si bien hacía actividades fuera del colegio, era difícil que me relacionara con chicos, por lo cual básicamente mi mundo era un universo femenino. Para colmo de males, no era la típica chica de salidas a discotecas, prefería quedarme en casa viendo una película, estudiando (me pasaba horas estudiando), o si salía un sábado a la noche lo destinaba a ver alguna bandita underground de poca monta que me gustase mucho. Así es que mis posibilidades de conocer a un espécimen del sexo masculino se reducían drásticamente.
Recuerdo también, que cuando me gustaba algún muchachito, en realidad no eran muchachitos, sino ya casi hombres con barba y bigotes, tenía siempre la tendencia (que luego se revirtió con el tiempo) que me gustasen chicos 10 años más grande que yo, por lo cual cuando intentaba acercarme al hombre que me gustaba me miraban como diciendo “pero si vos podés ser mi hermanita menor”, entonces de pronto el galán que me gustaba se convertía es una especie de fantasma. Para ahogar mis penas solía plasmar en mi diario íntimo, uno que me habían regalado para mi cumpleaños número 12, todas las características que yo quería que tuviera mi “amor ideal” y hacía un dibujito alusivo y ponía como título ¿dónde estás amor de mi vida que no te puedo encontrar? Y me pasaba horas y horas pensando en como sería el amor de mi vida. Con el tiempo esta actividad fue mermando, seguramente por la inutilidad de la misma, hasta el punto que al día hoy ni pienso dónde esta el amor de mi vida... Cuando tenía 14 años no conocía los placeres sensuales, hoy de adulto ya habiéndolos conocido y tenga novio o no me sigo preguntando ¿dónde estás amor de mi vida que no te puedo encontrar? Y sigo sin encontrarlo, la diferencia está en que no gasto el tiempo en ensoñaciones pretenciosas. Soy una paciente terminal con ese pensamiento, me siento como esos gordos que dicen “para que voy hacer dieta si el que me conoce me tiene que querer como soy”, y mientras tanto los kilos van aumentando y su salud se va deteriorando. Bueno, yo con respecto a conocer el amor de mi vida digo “¿y para que voy a perder el tiempo pensando si nunca lo voy encontrar?”. Cuando era adolescente había ilusión, hoy no, o tal vez hay una pequeñísima ilusión, pero chiquitita y pintada de color blanco y negro, mientras que la otra era a todo color e inmensa. Sería como comparar el cine actual lleno de colores y tecnicismos con los comienzos del cine. La diferencia que el cine avanzo y mis ilusiones retrocedieron. Las ilusiones de encontrar el amor de mi vida serían algo así como el cine del expresionismo alemán: blanco y negro, mudo y siniestro.
4 comentarios:
nunca se sabe donde esta el amor...
puede estar en cuaqier lado...
laz cosas llegan cuando uno menos lo espera..!
no te desaniimes...
MIS ILUSIONES ESTAN IGUAL Q LAS TUYAS, Y SE Q SOMOS MUCHAS EN EL MUNDO.
no sean tan pesimistas, ya va a llegar, tarde o temprano así va a ser, porque todo se autoordena en la vida. tiempo al tiempo!
me harta la gente que te dice "ya va a llegar" o "cuando menos te lo esperes va a llegar" y yo pregunto, QUE SABEN??!!! no saben que hay gente que nunca les llega el amor?? no saben que hay gente que se va de esta vida sin haber conocido el verdadero amor?? me irrita la gente que dice algo por decir. Esas 2 frases son 100% mediocres!!. Y como dijo una vez mi prima "si llega cuando menos lo espere entonces no va a llegar nunca, porque siempre lo espero" y con esa frase me despido, totalmente ofuscada! ajajajaj
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