jueves, 14 de agosto de 2008

Las ganas de enamorarme

Germán en mis sueños era Indiana Jones y yo la chica a quien él rescataba

Cuando ideé y creé este blog lo primero que pensé fue que no quería ser autorreferencial. Pensé para mis adentros que ya había demasiados blogs autobiográficos y que tal vez este no era ni el sitio ni el espacio para eso, sino simplemente lo pensé como un lugar para comentar mis pareceres sobre el amor y ayudar a la gente con sus dudas amorosas. Después de todos, ¿quién no ha tenido incertidumbres respecto al amor? Sin embargo, esta vez, me gustaría contar mi historia sobre la primera vez que me agarraron las ganas de enamorarme. Si bien, desde la más temprana edad (calculo que a eso de los 8 ó 9 años) tuve ganas de enamorarme. En la escuela primaria tenía un amigo llamado Germán, un chico rubio de ojos celestes, muy bonito y sobre todo muy buen compañero, al pobre, junto con su hermana menor, lo torturábamos para jugar al elástico. A la salida del colegio teníamos que esperar como una hora para que el transporte escolar nos recogiera. Fue en esos momentos de espera que reforcé mi amistad con Germán. Germán con el transcurrir de los días, los meses y los años, me fue pareciendo más atractivo y singular (¿qué chico se bancaba jugar al elástico con mujeres?), eso era lo que más me atraía de él: su singularidad ( actualmente creo que eso es lo que más me gusta de un hombre, su singularidad, que sea diferente a los otros, la gente que me conoce suele decirme que me gusta los frekis o "raros").Así Germán pasó de ser un amigo, a ser el chico que me gustaba. Debo decir que no estaba súper enamorada de él, pero sentía esa necesidad de que me gustara un chico ¿a ustedes acaso no les ha pasado sentir esa necesidad imperiosa de que les guste alguien? Germán no sólo era compañero de escuela sino también era mi vecino. Todos los días venía con su hermana a mi casa a hora de la leche. Tomábamos la merienda los tres juntos y después nos íbamos a jugar al elástico. Era una especie de ritual, absolutamente todos los días hacíamos eso,y¡no nos aburríamos ni nos cansabamos! Cuando tenía diez años mi "admiración" creció más y más. Y no era casual, Germán se había convertido en el revoltoso de la clase, el que siempre hacía chistes y eso me gustaba mucho. Estábamos en quinto grado y me acuerdo que Germán, Matías y otros chicos (cuyos nombres no recuerdo) formábamos un grupito al fondo de la clase y nos divertíamos mucho hablando de las series de televisión que habíamos visto la noche anterior. Ya por ese tiempo, no sé porqué, pero no nos juntábamos tan seguido en casa como lo hacíamos los años anteriores. Y fue ahí cuando empecé a extrañarlo y fantasear que él era mi novio. A la hora de acostarme inventaba súper novelas en mi cabeza, me lo imaginaba a él en el papel de Indiana Jones y yo que era la chica que rescataba, este recuerdo todavía está patente en mi cabeza. Cuando pasamos al sexto grado, el curso fue divido en A, B y C. Yo fui a parar a la división C y Germán se quedó en la A. Tampoco tomábamos más el transporte escolar juntos, yo quería ser una chica independiente y le dije a mi mamá que ya tenía la edad suficiente para tomarme un colectivo de línea. Conclusión: nos fuimos alejando más y más. Con su hermana seguí siendo amiga un par de años más , y hasta el día de hoy, aunque no nos veamos más, si nos reconocemos nos saludamos, aunque no sigamos siendo amigas. Con él pasó algo distinto, muchos años después lo vi, tendría como 20 años cuando me lo encontré de pura casualidad y me sorprendió verlo: estaba gordo, dejado en su aspecto exterior, y ya no me parecía singular sino todo lo contrario, me dio la sensación de que era una persona vulgar, creo que me reconoció, yo lo reconocí a él, pero ni siquiera nos saludamos. Me dio mucha pena, me dio pena, porque pensé "si vos supieras que fuiste en mis sueños mi Indiana Jones".

No hay comentarios: