lunes, 11 de agosto de 2008

¿Qué se debe tener en cuenta para encontrar el amor?

Estatua de mármol de Cúpido (Eros) con el arco en tensión (Museo Capitolino, Roma). Para los griegos Eros (o Cupido) significaba las fuerzas más profundas y poderosas de la naturaleza de hombre.

Esta fue una de las preguntas que me planteó un lector y que disparó en mí más preguntas tal vez que respuestas, pero voy a tratar de "responder" de alguna forma este interrogante. En primer lugar algo que me he planteado desde hace mucho tiempo es si el amor se encuentra. Mi padre toda la vida me dijo una cosa muy interesante y sensanta: que el amor no se busca sino que aparece. Si vamos a la raíz del término "encontrar" el diccionario tira dos acepciones: por la un lado dice que encontrar es "dar con alguien o algo que se busca" o "dar con alguien o algo sin buscarlo". En el amor me parece que es lo mismo que podemos dar con alguien buscando o sin buscar. Personalmente pienso que no hay una receta para "encontrar el amor", creo que lo más importante a la hora de amar y ser amado es estar receptivo a la onda expansiva del amor. Para amar a alguien, para encontrar el otro que nos acompaña en esta juego que se llama vida primero uno debe amarse a uno mismo, suena a verdad de perogrullo, a frase hecha, pero es así. Acaso Jesús no dijo que el primer mandamiento era "amarse unos a los otros como a sí mismo". Para estar bien con los otros, primero debemos estar bien con nosotros mismos, aceptarnos como somos, con nuestras virtudes y defectos y recién cuando estemos bien plantearnos ahí encontramos el amor (que esta búsqueda tal vez puede ser activa o no). Es muy frecuente la frase que dice " el amor se encuentra cuando menos se piensa" y de esta frase podemos aprender mucho, ya en la mitología romana Cupido, hijo de la diosa Venus (diosa del amor), se enamoró de Psique, una princesa mortal, sin buscarlo. Cuenta la historia que Venus celosa por la gran belleza de Psique manda a su hijo Cupido a matarla. Cuando Cupido se encuentra con Psique queda enamorado de su belleza, y no comete el asesinato que le había encargado su madre, sino todo lo contrario, se termina casando con ella. Como mortal, Psique tenía prohibido mirar a Cupido, y respetó esa norma hasta que un día, incitada por sus hermanas, no resistió más y lo miró a su marido. Eso le valió el castigo de ser abandonada: desde entonces, Psique recorrió el mundo en busca de su amado superando los obstáculos que le ponían los dioses. Finalmente, los dioses del Olimpo se compadecieron de ella, la hicieron inmortal y le permitieron volver a reunirse con Cupido. De esta historia, que es muy bonita por cierto, podemos aprender algo, que cuando menos los esperamos, el amor puede estar ala vuelta de la esquina o en nuestras propias narices y no darnos cuenta de ello, tal vez estar puros de corazón, receptivos al amor, con ganas de dar y recibir afecto, tal vez es ésta la única fórmula eficaz para encontrar el amor.

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